Instrumento de evaluación. Concepto arraigado en el latín "instrumentum", aludiendo a herramienta o medio, y en "evaluatio", de "evaluare" (combinando "e-", indicando origen o procedencia, con "valuare", valorar), sugiriendo la acción de estimar el valor. Este término encapsula la noción de transformar lo aún no definido —el "nada" preconceptual—, en comprensiones cuantificables a través del lente de la razón. Este es un eco de la arquitectura semantica del puente que tendio descartes, dando inicio a la carrera de la modernidad. Este puente tiene la función de facilitar la concreción del conocimiento y su subsecuente producción. Su uso, extendido en la educación, investigación y psicología, refleja la función intrínseca de la tecnología y metodologías evaluativas para codificar experiencias y fenómenos no etiquetados previamente, procesándolos a través de sistemas racionales para su comprensión y estudio. Así, un instrumento de evaluación no solo mide o analiza; es una herramienta de traducción conceptual que anatomiza el fenómeno, permitiendo su exploración sistemática y, paradójicamente, revelando la complejidad inherente a lo que se busca simplificar. En este acto de descifrar y dar forma, yace tanto la problemática como la invaluable utilidad de la evaluación, marcando el continuo esfuerzo humano por entender y mejorar su entorno y a sí mismo.